Leopoldo Méndez ocupa un sitio sobresaliente en la historia del grabado universal.Tanto en México como en el ámbito internacional, la obra y la vida de este importante artista del siglo XX son multifacenticas, destacando como grabador, pintor, profesor de dibujo, miembro del moviemiento estridentista, activista político, fundador de organizaciones artísticas, entre muchas otras actividades.
Leopoldo
Mendez nació en la Ciudad de México el 30 de Junio de 1902. Desde
muy pequeño mostró afición por el dibujo y a los dieciséis años
ingresó a la Academia de San Carlos donde tuvo de maestros a Saturnino Herrán,
Ignacio Rosas, Francisco de la Torre y
Leandro Izaguirre. Después de tres años en la academia, asistió a
la nueva Escuela de Pintura al Aire Libre de Alfredo Ramos Martinez en
Chimalistac, pero se quejaba de que en
ambos colegios no le era permitido dibujar cosas en movimiento, y
sólo objetos y paisajes estáticos. Cuando logró el uso expresivo
del dibujo, incorporando el sentido del movimiento, pudo ganar el
dinero que necesitaba para vivir de su trabajo.
Fue a partir de sus prinmeros trabajos con los que desarrolló
fuertes tendencias políticas que influenciaron no sólo su arte sino
también otros aspectos de su vida. Sus ideales lo guiaron por un
camino donde encontró amistades con artistas y escritores
como Manuel Maples Arce, Germán Cueto, Arqueles Vela,
Fermín Revueltas Sánchez, Ramón Alva del Canal, Germán List A. y
otros, formando un grupo llamado Los Estridentistas.
Eso le dio la oportunidad de vivir y trabajar en Xalapa, Veracruz,
centro de este movimiento, de 1925 a 1927. Méndez declaró en una
entrevista con Elena Paniatowska que
fue bohemio durante su periodo en Xalapa y continuó diciendo que sus
ideales políticos se volvieron más radicales, enfocándose en el
ideal de la Revolución Mexicana, especialmente en Emiliano Zapata.
Esto coincidió con el gobierno estatal del General Jara,
pero cuando perdió poder, Méndez se mudó de regreso a la Ciudad de
México y se unió al Partido Comunista Mexicano. Su
tiempo en Xalapa y en otras partes de México rural le hizo apreciar
las artesanías y arte folklórico mexicano,
convirtiéndose en un coleccionista durante su vida
Hacia
1928 participó en las revistas Norte y Ruta de Veracruz, ya para
entonces había ilustrado la revista Zig-Zag y algunas ediciones de
libros como Los de abajo de Mariano Azuela.
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Figura 5. El núcleo del grupo estridentista. De izq. a dcha., Germán List Arzubide, Ramón Alva de la Canal, Manuel Maples Arce, Leopoldo Méndez y Arqueles Vela (Xalapa, Veracruz, 1925).
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De
regreso a la capital de México, Méndez afirmó su resolución de
trabajar en el grabado, sin abandonar la pintura.
Para él, vivir
era crear, era aportar una visión nueva del mundo, por lo cual, rechazaba la fanfarria banal, el brillo intrascendent, asi que supo
mantenerse firme en sus concepciones, progresó en su disciplina y
logró que su arte fuera estimado por su autenticidad y su fidelidad
a los más nobles valores humanos.
Mientras
algunos maestros del grabado moderno adoptaban una actitud general
humanística ante la vida, Méndez se conducía con una intención
militante, no temía poner en juego todas las ideas, pensamientos,
intuiciones y visiones para fortalecer un lenguaje plástico al
servicio de su mensaje de hombre profundamente comprometido en los
cambios que marcaban su época.
Si
exponía en sus dibujos y grabados el mundo como es, lo acompañaba
una idea o un sentimiento implícito de protesta, para que la
impresión estimulara los más profundos resortes morales y se
sintieran las orientaciones que deben regir a la nueva sociedad.
Grabados realizados por Leopoldo Méndez que muestran sus preferencias por el México nacionalista y social de aquellos años, además de íconos de nuestra historia.
A
lo largo de sus casi 67 años de edad, Leopoldo Méndez creó una
gran cantidad de grabados y dibujos que sirvieron para ilustrar la
edición de libros y revistas, carteles y películas.